sábado, marzo 26, 2005

Desaparecidos o casi

by Lucre Arrías

-Hola, me llamo Françoise Millar, soy de la Embajada Francesa, vengo a buscarte a ti y a tu hermano para reunirlos con vuestra madre. Vamos.
Hacia frió afuera, pero había un sol radiante. Después de tantos tiempo perdidos en la nada, era reconfortante sentir el sol. Nos ayudaron a subir en un coche y nos dirigimos a toda máquina por Figueroa Alcorta hasta el caserón de la embajada. Era tan temprano por la mañana, que ni un solo vehiculo se veía. Nos recibió la secretaria del cónsul, creo. No escatimaron en atenciones desde que nos recogieron en la casa de esa gente. ¿Quiénes serían?
Joaquín estaba a punto de no poder más, pero seguía resistiendo no se muy bien como. Lo acompañe a la habitación que le designaron. No se quería quedar solo. Le prepare el baño, aunque me dijo que ni pensaba meterse en el agua en toda su vida.
Pobre, tiene solo doce años. Lo que ha pasado es demasiado para cualquiera, en especial para una criatura. Cuando salí del baño para convencerlo, ya se había dormido vestido sobe la cama. Estaba agotado, ¿desde cuando no dormía? Le saque los zapatos y tape con el edredón. Me puse a observar la habitación.
Era cálida, entraba el sol por la ventana, nos habían encendido la chimenea. Me acerque a la ventana, se veía Cerrito con las obras de las benditas Autopistas de Cacciatore.
Joaquín dormía inquieto en su respiración, pero se lo veía tranquilo.
Yo me sentí agobiada encerrada en la habitación. Decidí pegarme yo ese baño.
El agua estaba muy caliente. Golpeaba el centro de mi cráneo la ducha suavemente deslizándose por mi cuerpo con dulzura. Había pasado tanto frió, que aquello era reconfortante. Me vestí con ropa nueva que me dejaron sobre el sofá de la habitación y baje para ver si me hacia con un café con leche caliente. Mi estómago no se daba cuenta que no lo había atendido como se lo merecía y me lo estaba reclamando.
Me tope con Elena, la secretaria del cónsul, que me ayudo con todo. Me hizo traer el tan ansiado café con leche caliente que me sentó de maravilla.
Nos metimos en una pequeña pero acogedora habitación, toda llena de flores y fotos. Era el estar íntimo del embajador, que usaba para relajarse de las largas sesiones de trabajo que su cargo le demandaba. Nos sentamos a charlar.
-¿Cómo estas? Necesitas algo más.
-No gracias, así esta todo bien. Tratando de volver a la realidad. ¿Sabe algo de mi padre?
-Esta en New York, cuando vosotros desaparecisteis, él aparentemente estaba en el teatro. Por lo que sabemos, cuando se enteró de lo sucedido por tus vecinos, automáticamente pidió asilo en la embajada de Canadá. En 48 horas estaba en Toronto y luego viajo a la gran manzana.
-¿Sabe que nos paso, como estamos, se interesó por nosotros?¿Ha tratado de buscarnos?
-No, la que estaba desesperada era vuestra madre. Ella ahora se encuentra en Parías, no ha dejado de tocar ninguna puerta, hasta intervino el Vaticano. Os espera allí.
-¿Nos vamos?
-Si, mañana saldréis en un vuelo especial de Air France.
-No me quiero ir, y mis cosas?
- Alicia, calma. La casa fue incendiada. Se dice que fue un cortocircuito pero no hay pruebas ciertas. No queda nada. Lo siento.
Mis cosas, ella siguió hablando, explicándome no se que cosas sobre lo que los militares decían, pero yo ya no la escuchaba. Me sentí atraída por el fuego en la chimenea. Las llamas se balanceaban unas contra otras, como si se mecieran juntas.
Se había quemado todo, mis libros, mis discos. Mi vida. ¿No me quedaba nada? No podía ser.! ¿Porque?
- Alicia, hay viene el embajador, quiere conocerte y hablar contigo.
La curiosidad me volvió a la realidad, y solo atine a sonreír.
-Mademoiselle, encantado, soy Ms. Alerou.
-Hola, y gracias por ayudarnos.
Me causo buena impresión. Era un hombre maduro, canoso de algo más de sesenta años, Me hizo acordar a mi abuelo. Lo sentí tan cariñosos al saludarme, como si lo conociera de toda la vida.
-No faltaba más, estamos tratando de localizar a su madre, para que hable con ella, pero por la diferencia horaria existe algún impedimento, ya se solucionará. En París ya están avisados de que estáis bien. En cualquier momento podrás hablar con ella. ¿Y tu hermano?
-Durmiendo en su cuarto.
-Mademoiselle Elena, porque no sube a haber si el niño esta bien o necesita algo, yo quiero hablar un rato a solas con Alicia.
-Bien, cualquier cosa me llaman.
Nos quedamos solos.


-Alicia, tienes que contarme lo que puedas recordar, habéis estado perdidos cinco días, nadie sabia nada de ninguno. La familia Blois que os encontró, vieron alejarse una camioneta militar del lugar luego de escuchar unos gritos. Necesitamos saber que paso.
-Solo cinco días, tan poco tiempo. Me pareció una eternidad. Cuando estuvimos allí, perdí la sensación del tiempo y del espacio. No se donde estuve. Siempre con la cabeza encapuchada. Lo único que se es que había más gente, pues se escuchaban gritos y lamentos, llantos.
Me estaba poniendo nerviosa y comencé a temblar.
-Prefieres hablar ahora o en otro momento, no te quiero presionar.
-No está bien, ahora está bien.
Cuanto antes deje salir los demonios que tenia dentro mejor, pensé.
Era preferible revivir los recuerdos cuando están frescos, así trato de recomponer mi mente pronto, para ver si consigo encontrar respuestas porque no se muy bien que paso.
-Bueno, si estuvimos desaparecidos cinco días, que día es hoy.
-Viernes.
-Casi una semana. El sábado yo fui a la facultad como siempre. Es el castigo de los de 1er. Curso, que tienen matemáticas los sábados por la mañana. Pero trate de volver temprano, le prometí a Joaquín llevarlo al cine después de comer. Papa estaba ensayando una nueva obra, así que casi no aparecía por casa.
-Sabes de que iba sobre lo que estaba escribiendo y donde ensayaba tu padre? Creemos que todo lo que os paso a vosotros se debió a eso.
-Donde no, pero la obra trataba de amores entre una guerrillera del ERP y un general en activo. Eso si lo se, porque la leí. El tema no era muy feliz para lo que sucedía alrededor, por lo que ensayaba en casa de amigos, cambiando constantemente de dirección. Así que no se donde estuvo ese fin de semana. La verdad, es que estaba dispuesto a estrenarla aunque causar revuelo aquí o donde fuera. Su obra está muy reconocida en el exterior como usted sabrá. ¿Y él como está?
-Bien, antes de partir dejo una persona encargada de buscarlos de la embajada de Canadá. Ella se puso en contacto con nosotros y tengo que reconocer que ha sido de mucha ayuda para encontrarlos a ustedes.
-Dejemos a mi padre. Cuando volvimos del cine ya era de noche. Nos encontramos con una nota de nuestro vecino, de que nos pasáramos por su casa. Fui sola, Joaquín se quedo, pues quería ver un programa en la tele.
El vecino me comento, que a la tarde estuvieron buscando a mi padre unos que eran o decían eran de la Federal. Como no encontraron a nadie, estuvieron haciendo preguntas por el barrio sobre él, nosotros, sobre quien nos visitaba, que hacíamos, etc. Dejaron el mensaje que volverían mas tarde. Me pidió que tuviéramos cuidado y que avisáramos a mi padre.
-¿lo hiciste?
-¿Qué, lo del cuidado o avisar a mi padre?
-Lo segundo.
-No, no sabia donde estaba, y en cuanto a cuidarnos creo que no.
Estuvimos hablando con Joaquín sobre todo y decidimos quedarnos en casa por si volvían. Ya les diríamos que no sabíamos nada de papa, no queríamos ocultarnos.
El domingo no se muy bien a que hora, Joaquín hacia los deberes para el cole y yo estaba planchando. Debía de ser de noche. Tocaron el timbre, pero no me dieron tiempo a abrir. Cuando dije ya va, de golpe sentí el estruendo de la puerta rota de una patada, un grupo de tipos todos vestidos de verde, con pasamontañas en la cabeza, con armas automáticas y gritando, entraron de repente. Yo me quede paralizada, con el cañón de un arma sobre mi frente.
Un tipo gritaba preguntando donde estaba mi padre, otro entraba en el cuarto de Joaquín y le sacaba de los pelos. No se todo ocurrió de prisa, no se.
-Calma, tomate tu tiempo. ¿Querés seguir?
-Si, prefiero hablar de esto mientras el pequeño duerme, ya paso demasiado.
Ya no tengo recuerdos coherentes. Todo es confuso de aquí en adelante. Escuche que alguien decía a mi espalda “nos llevamos a estos, seguro que saben algo” Me taparon los ojos y ataron mis manos. Nos arrastraron por la escalera a empujones. Me subieron a un camión o camioneta, lo se por la forma de subir, pero perdí el conocimiento pues me di contra algo en la cabeza, así que no se cuanto tiempo estuvimos ahí. Cuando desperté, no se donde estaba y nunca lo supe. Lo único que puedo decir que tenia pinta de sótano por la humedad que había ahí. Se sentía en el aire. Estaba sola. Me desesperé pensando en Joaquín, pero tenía tal dolor de cabeza del golpe que me había dado, que me volví a dormir.
Me sobresaltaron los gritos de gente que no conocía y solo hacia preguntas, otros se los escuchaba llorar, otros pedía compasión, otros que no les pegaran mas. Era horrible. Era como estar en el infierno de Dante, sin estarlo. Posiblemente aquello era peor.
Lo que más recuerdo era mi dolor de cabeza, todo me daba vueltas y la espalda sobre el piso húmedo ni la podía mover. No me podía levantar de ninguna manera, lo intente, pero no tenia fuerzas así que desistí, y me quede tirada en el piso. Recuerdo que me sentía con vértigo, como cuando uno se sube a una montaña rusa, que yo las odio. Era espantoso.
Con el tiempo, todo se volvió silencio. Ni se cuanto tiempo paso. Intenté activar mis brazos dormidos por las ataduras, y mover algo mi cuerpo. Pero fue imposible. Lo único que daba vueltas era mi cerebro tratando de comprender donde estaba, quien eran esos hombres y que querían. ¿Dónde estaba Joaquín?

La charla con el embajador siguió mucho rato, pues cuando quise darme cuenta tuvo que volver a poner troncos en la chimenea pues se había casi apagado.
-Sr. Alerou, nos es imposible comunicarnos con París, pero lo seguimos intentando. Tiene una llamada del Sr. Blois. ¿La atiende en su despacho?- dijo Mademoiselle Elena de repente.
-Si, ahora voy. Alicia porque no tomas otro café, yo no tardo nada.
-Gracias, no, estoy bien. Lo espero.

Me quede sola en la salita, viendo quemar los troncos y pensando.
El señor ese que le llama creo que era el que nos encontró. Durante todo el tiempo del infierno, recuerdo que nunca supe donde estaba el pobre de Joaquín. Pobre mi niño. Con solo doce años. Creo que le va a costar mucho olvidarse de esta. Estos hijos de p…con lo que nos tenían preparado para nuestra despedida. ¿Quien les meterá las ideas en el cuerpo? Las sacarán de algún best seller de moda o las verán en la tele.
Me habían contado historias de lo que estaba pasando en la facultad pero nunca me las creí del todo. Hasta que no vives una cosa así. Hasta que no tienes la sensación que te van a matar y no sabes muy bien porque.
Las patadas para que te muevas, de vuelta a subirse a un camión, el silencio y frió del campo, escucharlos decir que nos llevaban a un pelotón de fusilamiento.
Y ni enterarte porque.
Sentir que nos ponían contra una pared, que cargaban sus armas, que uno gritaba, “preparados, listos….” Y mi corazón casi paralizado. ¿Qué habrá pensado Joaquín?
Recuerdo eso si, que lo único que escuche en un instante cuando pensaba que iba a sentir la muerte en mi cuerpo, el sollozo de Joaquín junto a mi. Y no le podía abrazar y menos hacer nada, de nada.
Todo eso es una locura, por Dios.
Y cuando todo lo dábamos por perdido, al grito de fuego el silencio.
Los segundos y más silencio.
Se que apreté los dientes contra mis labios como para soportar el inmenso dolor que se me avecinaba, el que me marcaría mi camino a la nada, pues tragué sangre.
Y eso fue lo que sentía, nada.
Y más silencio hasta que un coro de risas infames vino a mis oídos, una orden de irse y un aliento que sentí frente a mi, que se acercaba a mi oído para susurrarme “cuando veas a tu padre cuéntale lo que le espera si cae en nuestras manos”
-Alicia, tu madre al teléfono. Ven por aquí.
-Hola mama.. si ahora estamos bien. Esta gente nos ha ayudado mucho… Joaquín duerme, pero esta bien o eso creo… Mañana viajamos para allá. .. Ya tendremos mucho tiempo para hablar… Ahora estamos bien, en serio mama… pero todo esto no se lo deseo a nadie… y papa?

No hay comentarios.: